
La col en la mesa y mi mano para comparar.

Fui deshojando la col para asegurarme de que se había rajado por la lluvia y no porque se hubiera metido algún bicharraco. Me quedé con el cogollo, que ha quedado un poco deforme. Las otras hojas apartadas también son comestibles. Solo tiré las grandes más feas y tocadas del exterior.

La hice juliana, Rafa cortó unos rabanitos y añadió tomate. Chorro de aceite de oliva, sal y ¡lista!

Pegado al borde del bol, en la derecha, se aprecia el troncho del que he cortado la col.