lunes, 16 de noviembre de 2009

La culpable del daño a mis espinacas

¡Y nada de presunta! ¡Que la he pillado in fraganti! No ha tenido juicio. Ni justo ni injusto.

Y para demostrar que no le tengo rencor, le he dado una nueva oportunidad lanzándola a la calle. Como es una oruga, seguro que le ha dado tiempo a desarrollar alas y emprender una nueva vida antes de tocar el suelo. ¡Así de buena soy! :-D

Cuando las plantas presentan agujeros, hay que buscar a los responsables. No suelen andar muy lejos. Estas orugas se mimetizan totalmente con la planta, de modo que hay que fijarse un poco para dar con ellas.



Era pequeñísima, pero en proporción a lo que se ha ido comiendo, juraría que estos días se ha estado poniendo como el Quico.

En la foto está ligeramente enroscada al lado del palito del que me he servido para sacarla de su festín.

1 comentario:

  1. ¡Andá! Me salió una igual igual el otro día en una lechuga. Y el cogollo no solo estaba agujereado, sino también cagado (con perdón). Es el precio que hay que pagar cuando no llevan pesticida. Què hi farmem!...

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